Este vídeo recrea las ideas de las que habla el texto
La concepción más difundida del cristianismo coloca al hombre como centro del mundo. Con esta idea antropocéntrica, parece que no hubiese mucho espacio para pensar en un Dios amante de otras criaturas distintas de su creación favorita. ¿Por qué los humanos debemos respetar a los animales?
Vicente Valenzuela Osorio me pide un tiempo, cuando le solicito alguna razón divina tras esta interrogante. Imagino que recuerda sus chapuzones en el río Magdalena. Ahora es Máster en Teología de la Pontificia Universidad Javeriana de Colombia, pero no olvida sus andanzas a lomo de caballo en su natal Huila.
Vicente Valenzuela Osorio
Al día siguiente recibo su respuesta:
“Estas son las razones teológicas para que los humanos respetemos a los animales:
a) en orden a ser, sólo puedo ser un otro auténtico por la presencia del otro, esto incluye tanto a los seres humanos como a los animales;
b) en el orden de la creación, según el relato de Génesis, los animales nos preceden y esto ya constituye su valor intrínseco. Los animales son los primeros, antes que nosotros, en recibir la acción creativa de Dios. Al ser primeros, no sólo son nuestros hermanos mayores, sino que Dios nos crea luego de complacerse en ellos;
c) en orden a la antropología teológica, somos «imagen de Dios»; esta es nuestra dignidad. Con esta idea, no sólo significamos que somos vestigio de Dios, sino también, que hay un vestigio previo que Dios consideró al crearnos, al crear a las otras criaturas y, en especial, a los más cercanos, los animales;
d) en orden a la divinización, decimos que somos «semejanza de Dios» porque con nuestras actitudes, sentimientos y actos, nos podemos divinizar si así lo queremos. No hay forma mejor de hacerlo que respetando y amando, también, a los animales;
e) en cuanto a la nueva vida en Jesucristo, el ser humano nuevo sólo lo es en cuanto pueda realizarse en una comunidad de inclusión y gratuidad. Esto incluye reconocer el don de la vida.
Con todo esto, es irracional y contrario a Dios no respetar a los animales."
Vicente busca siempre esa exactitud de las palabras escritas. Su espíritu libre de opita le exige aferrarse a tales certezas. Caso contrario, podría extraviarse en las rutas del café y en los aromas terrosos del Magdalena.
Todas las imágenes son por cortesía de Vicente Valenzuela Osorio.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario