A cualquier hora del día, pero de preferencia en las mañanas, la ciudad se llena de hombres y mujeres que trotan, caminan, pedalean, se mueven en pos de una vida saludable. Pero tener una existencia completamente sana, incluye mucho más que, reducirlo todo a un cuerpo tonificado o a un excelente ritmo cardiorrespiratorio.
En la actualidad, con la obsesión por la eterna juventud y los físicos de portada de revista, se cree que la salud es únicamente una receta y quien siga prácticamente todos los consejos saludables en cuanto a alimentación, estilo de vida, ejercicio y descanso tendrá una suerte de boleto dorado hacia una juventud atemporal. Sin embargo, no se pueden quedar afuera las relaciones sociales y demás variables que, queramos o no, pueden influir o influyen en el estado de salud.
Teniendo en cuenta la cantidad de recomendaciones que existen, no es nada fácil cumplirlas por completo. Así resulta esencial mejorar la condición física, pero también mental. Sin embargo, la tarea no es sencilla, ni es una ciencia exacta. Intentar seguir cada dieta que sale al mercado, cada moda, cada alimento que se autoproclama milagroso, es realmente extenuante y, lejos de ayudar, añade un estrés innecesario.
Si vive obsesionado con su peso existe el riesgo, por ejemplo, de caer en la ortorexia. Esta idea de únicamente comer alimentos sanos de cierto tipo, saber la cantidad exacta de calorías ingeridas o el gramaje milimétrico de las porciones, solo adiciona sentimientos como obsesión, culpa y otros similares que no son nada positivos. Como en cualquier área de la vida, no hay que intentar aplicarlo todo. Es importante saber las reglas que son aplicables a nuestro entorno y aquellas que tienen probada eficiencia. Pero no se trata solamente del cuerpo.
Una persona feliz es también mucho más propensa a ser una persona saludable. Si, por ejemplo, tienes que estar escuchando a quienes odian, denigran, ofenden, se erigen dueños absolutos de la verdad… una medida saludable es dejar de escucharles, sacarles de nuestras vidas, que cada conversación no gire en torno a ellos. De esa manera, perderán parte del poder que creen tener porque nosotros se lo hemos dado al hacerlo omnipresentes.
Es bueno, de vez en cuando, ser superficial y hablar banalidades, reír, visitar a los seres que amas, darle un espacio a tu espiritualidad y, sobre todo, no hacer nada. Estarse quieto o quieta; parar de ese ambiente febril, contemplar la lluvia desde la ventana, acariciar a un perro, sonreír a un niño. La salud incluye muchas respuestas y cada una de las personas que trota, camina o pedalea en las mañanas, encontrará la suya casi sin darse cuenta, como sucede con la vida misma.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario